lunes, 2 de febrero de 2015

Lo frágil de la locura

Primera noche verde en mi vida: se divisaba la cima de la cordillera de los Andes, en su parte ubicada en la Patagonia Argentina, cual iceberg flotando en el mar de la costa atlántica. Temí por aquella locura, quizá por su fragilidad, por haber inventado algo tan hermoso. Quizá por haber visto una ¿premonición? de lo que iba a ser, o solo una casualidad. Tal vez estaba inventando o generaba un karma (increíblemente positivo) que algún día habría de volver.
Algunos años después, quince vueltas al reloj, siete vueltas al reloj, habría de convertirse en realidad aquella utopía. Amor, soledad; fraternidad, amistad; locura, realidad; frío, calor; etcétera.
Eternas palabras de agradecimiento a quienes lo hicieron posible, a quienes lo hicieron inolvidable, no sólo por los tatuajes hechos en mi cerebro, sino por todos los colores plasmados en mi corazón.




  Llené el cuenco de mis ojos con lo más frágil de la locura...

No hay comentarios:

Publicar un comentario